jueves, 16 de abril de 2015

BN: "Biblioteca Nacional"


1992 

Se inaugura en Buenos Aires el nuevo edificio de la 
Biblioteca Nacional.


La Biblioteca Pública de Buenos Aires —antecesora directa de la Biblioteca Nacional— fue creada por decreto de la Primera Junta, el 13 de septiembre de 1810. 
Mariano Moreno impulsó la creación de la Biblioteca como parte de un conjunto de medidas —la edición, la traducción, el periodismo— destinadas a forjar una opinión pública atenta a la vida política y cívica.

Pocos meses antes, el propio Moreno y Cornelio Saavedra firmaban la orden de expropiar los bienes y libros del obispo Orellana, juzgado como conspirador contra la Junta. Así se constituyó el primer fondo de esta Biblioteca, enlazada desde el comienzo con la lucha independentista y la refundación social. También integraron el primer acervo las donaciones del Cabildo Eclesiástico, el Real Colegio San Carlos, Luis José Chorroarín y Manuel Belgrano.
Sus primeros bibliotecarios y directores fueron el doctor Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez, ambos hombres de la Iglesia. Luego vendrían Chorroarín y Manuel Moreno entre otros.
La Biblioteca Nacional se situaba entre las más altas situaba entre las más altas experiencias literarias.La adquisición por parte de la Biblioteca del carácter de Nacional, recién en los años 80 del siglo XIX, guarda inequívoca correspondencia con la evolución de las instituciones del país. En el momento de efectiva formación del Estado nacional, la Biblioteca se erigió como reservorio patrimonial y cultural. Obtuvo un edificio exclusivo en México 564, como un punto de referencia para el pensamiento argentino, en especial en temas históricos y de crítica literaria.
Precisamente la Biblioteca fue objeto de una prolongada empresa arquitectónica que abarcó desde la concepción de la necesidad de un nuevo edificio en 1960, cuando la ley 12.351 destina tres hectáreas para su construcción, entre las avenidas del Libertador General San Martín y Las Heras, y las calles Agüero y Austria, hasta su inauguración, recién en 1993. A partir del correspondiente concurso de anteproyectos, la obra fue adjudicada a los arquitectos Clorindo Testa, Alicia D. Cazzanica y Francisco Bullrich. Aún están en vías de realización algunas partes del proyecto original. La piedra fundamental del edificio actual fue colocada en 1971 y la morosa construcción estuvo a cargo de distintas empresas: Compañía Argentina de Construcciones, José E. Teitelbaum S. A. y Servente Constructora S. A. En 1992, coincidiendo con otra fuerte modernización urbana, el edificio fue finalizado. Su estilo a veces llamado “brutalista” —sin duda una de las variantes del expresionismo del siglo XX— es siempre motivo de interrogación y estudio por los estudiantes de arquitectura. Irrumpe en los estilos arquitectónicos del tejido de la ciudad que la aloja, con una fuerte voz irreverente, escultórica y pampeana, que no deja hasta hoy de formar parte del acervo de las discusiones culturales argentinas.



La Biblioteca Nacional de la República Argentina sin embargo posee un patrimonio cuya calidad es de excelencia, indispensable para considerar la bibliografía y la hemerografía de la historia nacional en sus más variados aspectos, y particularmente rica en lo que hace a los antecedentes remotos o más mediatos de la formación social, económica y simbólica de la nación.

Desde el 2007 la Biblioteca Nacional proyectó la creación de un Museo del libro. Para ello encaró la demolición de edificios que estaban derruidos, en la misma manzana, y le encargó al estudio Testa-Bullrich la nueva obra. En 2011 inauguró la nueva construcción, dedicada al libro y a la lengua. Espacio de exposiciones, muestras y actividades culturales, lleva adelante una reflexión sobre la heterogeneidad lingüística y cultural de la Argentina al tiempo que intenta producir nuevos horizontes de lectura.

Nombrada desde 2013 como Biblioteca Nacional Mariano Moreno, en su historia pueden verse los trazos elocuentes de la historia nacional, ha sido entonces atravesada, a veces mellada, otras veces impulsada, por la vida política más amplia. No es posible pensarla, gestionarla, trabajar en ella, investigar sus salas de lectura o tomarla como pieza de la política cultural argentina sin tener en cuenta el vasto eco que ofrece —como si fueran los “ecos de un nombre” borgeano—, de los avatares de la propia memoria nacional. Venir a ella supone adentrarse en la propia historia de la lectura en la Argentina y en las complejas urdimbres de sus pliegues simbólicos y materiales.

Puede acceder a la Galería de fotografías sobre la historia de la BN con un solo click desde aquí: http://www.bn.gov.ar/historia







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